Los parcellaires d'exception de gérard bertrand

Gérard Bertrand, figura emblemática del vino en el Languedoc-Roussillon, ofrece una colección de vinos de excepción procedentes de parcelas especiales cuidadosamente seleccionadas por su terroir único y su potencial excepcional. Entre estas joyas, Le Viala, Plantabelle y La Forge se destacan por su carácter distintivo y su capacidad para expresar toda la riqueza y autenticidad de los grandes vinos del sur de Francia.

Le Viala : Ubicado en el corazón de la prestigiosa denominación de La Livinière, Le Viala extrae su quintessencia de una parcela especial del Château Laville Bertrou. Este vino, elaborado a partir de variedades de uva Syrah, Grenache y Carignan, encarna la excelencia de los terroirs de La Livinière. La cosecha meticulosa a mano y la crianza cuidadosa revelan toda la complejidad y profundidad de este vino, que se distingue por sus aromas cautivadores y su potencia en boca. Un vino de excepción para degustar con platos refinados.

Plantabelle : Situada en la parte alta del valle de los Pitrous, la parcela Plantabelle se beneficia de un terroir excepcional compuesto de suelos de pizarra. Las viejas vides de Grenache noir y Syrah que prosperan allí expresan plenamente la riqueza de este terroir único. La vendimia manual y la crianza en barricas confieren a este vino una elegancia y complejidad notables, con aromas de frutas maduras y Garrigue. Un vino a la vez potente y sutil, para disfrutar con placer.

La Forge : En homenaje a su padre y a las tradiciones familiares, Gérard Bertrand presenta este vino de excepción procedente de viejas vides de Carignan, algunas de más de 100 años. Este vino, AOP Corbières Boutenac, ofrece un color oscuro y aromas explosivos de frutas maduras finamente tostadas. Con una gran amplitud en boca, este vino revela toda su potencia y elegancia, con un potencial de guarda excepcional. Un vino para degustar con respeto y disfrutar con el tiempo.

L'Hospitalitas : En la cima del Château l’Hospitalet, esta parcela se beneficia de un microclima excepcional que ofrece a las uvas una maduración lenta y progresiva. Una parte de la Syrah se vinifica en racimos enteros, mientras que la otra parte, así como los Mourvèdre, se despalillan antes de ser vinificados en maceración tradicional. Tras una crianza en barricas nuevas de aproximadamente 12 meses, este vino seduce por su ataque suave, con taninos fundidos y una hermosa longitud en el final. Un vino que promete un gran potencial de guarda.

Juntos, estos vinos de parcela son testimonio del compromiso de Gérard Bertrand con la excelencia y la diversidad de los vinos del Languedoc-Roussillon, ofreciendo a los conocedores y amantes experiencias gustativas únicas y memorables.